martes, 16 de diciembre de 2014

¿No estás tú en el pliegue de mi manto, en el cruce de mis brazos? (Nican Mopohua)

 “PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA, TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTÁIS EN UNO, Y DE LAS DEMÁS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MÍ CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFÍEN EN MÍ, PORQUE ALLÍ LES ESCUCHARÉ SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS DOLORES. Y PARA REALIZAR LO QUE PRETENDE MI COMPASIVA MIRADA MISERICORDIOSA.”



En estos días con motivo de la fiesta de nuestra Madre de Guadalupe, hemos reflexionado que importante ha sido María para nosotros en nuestra vocación misionera y en cada una de las etapas de nuestra vida.

Ella ha estado tan cercana y ha marcado profundamente la infancia de ambos. Adriana estudió en un colegio guadalupano y Alfonso aprendió de su Madre a rezar el rosario y la fe tan del pueblo y tan fuerte en María de Guadalupe; después en nuestra adolescencia y juventud con los salesianos aprendimos a confiar en ella y a presentarle nuestros proyectos, como Auxiliadora de los Cristianos.

Nuestro matrimonio fue y es una fiesta muy especial ya que la víspera fue durante la celebración de la virgen del Carmen, nos casamos en Chapala Jalisco y curiosamente cerca del lugar donde nos hospedamos había una capilla dedicada a la virgen del Carmen y por supuesto fiesta, recuerdo entrar a la capilla y un dialogo muy especial con Maríaa en aquellos momentos llenos de nervios y llenos de esperanza pedimos a ella la ayuda y la guía para nuestro matrimonio.

La boda fue en una capilla dedicada a la virgen de Lourdes a quien al final de la misa ofrecimos nuestra vida y la vida de nuestros futuros hijos ahora presentes hijos ya jóvenes y adolescentes.

En el Verbum Dei María ocupa un lugar único, imprescindible e insustituible; ella acompaña nuestras laboriosas jornadas misioneras como lo dicen nuestras constituciones. Siempre nos ha llamado la atención la anécdota de Jaime Bonet encomendando en su adolescencia su vocación a María con aquella ilusión y sorpresa de quien encuentra un tesoro pero a la vez tiene miedo de perderlo.

Una de las imágenes y experiencias más fuertes  en nuestra mente y corazón, ha sido cuando llegábamos a Puebla México (nuestro anterior destino misionero). Era el primer día que estábamos ahí, en una noche lluviosa, con nuestros cuatro pequeños hijos durmiendo en el auto y con la vista de la ciudad delante de  nosotros. Una ciudad nueva, sin conocer a nadie solo un sacerdote salesiano y apenas conociendo un matrimonio a quien nos habían recomendado. Comenzamos a rezar tres aves Marías y a ofrecerle a María nuestros sueños, nuestros miedos, nuestros hijos y a pedirle que bendijera aquella locura de un matrimonio misionero que deja todo para compartir un carisma en una ciudad.



Y María escucho nuestra suplica e intercedió por nosotros y los primeros en acogernos fueron de la Legión de María y nuestro primer retiro fue un 8 de diciembre día de la inmaculada concepción y Dios bendijo nuestra vida.

Ahora en 2014, después de un año y medio en Filipinas, aun nos sentimos a la periferia de nuestra misión, por muchas circunstancias, entre ellas que aún no dominamos el idioma, hablamos y comprendemos ya el inglés pero aun no le hemos entrado al bisaya, lo que es una barrera. Estamos ajustando la dinámica familiar que ha sido intensísima por lo que hemos vivido, con el cambio de país y todo lo que esto ha supuesto para nuestros hijos, apenas nos sentimos superando esta situación.






Cuantos sentimientos en el corazón parecidos a cuando llegamos a Puebla con miedo, confusión, muchas preguntas pero con la certeza de que María acompaña nuestra misión y ella nos impulsa y anima.

Estamos comenzando a vivir en Filipinas como una zona eclesial; hay bastantes retos en este sentido, además en Cagayán de Oro en la que estamos esta también iniciando una configuración diferente y apenas tenemos unos meses iniciando la misión con todas las realidades de la familia desde niños hasta adultos, cada una de ellas acompañadas por laicos como responsables. Con todo esto los matrimonios en el curso de formación terminarán a mediados del próximo año su etapa formativa lo que implica el reto de buscar el mejor lugar y método para que estudien teología. Algunos otros matrimonios han comenzado a expresar el deseo de discernir su vocación y poder iniciar un camino formativo para descubrir si están llamados también a ser matrimonios misioneros.

En el corazón Dios nos invita a dedicarnos a la misión a tiempo completo, pero tenemos tantos retos, tenemos miedo, estamos confundidos en algunos momentos, nos sentimos débiles pero a la vez nos sentimos tan amados y vemos como ha sido Dios tan providente con nosotros por más de 20 años que no podemos dudar.

Hermanos les pedimos su oración a María para que como Madre nos muestre el camino, nos dé la certeza y nos acompañe cada día que podamos integrar el ser buenos padres y buenos misioneros, para ser más valientes y más consagrados.

Poncho y Adriana

miércoles, 24 de septiembre de 2014

“YO INSTRUIRÉ A TODOS TUS HIJOS..."


“YO INSTRUIRÉ A TODOS TUS HIJOS, TODOS ELLOS TENDRÁN GRAN BIENESTAR

GRANDE SERÁ TU FELICIDAD Y PROSPERIDAD"   Is. 54,13


Hola familia!!!

Nuestro buen Dios nos va haciendo testigos de como cumple la  promesa que nos hizo cuando nuestros hijos eran pequeños, a través de la cita de Isaías 54,13. Entendimos que cada uno de ellos sería instruido por Dios y tendría gran bienestar.  Su fidelidad ha sobrepasado todas nuestras expectativas.

Una de las razones para venir a Filipinas también fueron nuestros cuatro hijos. Nos ilusionaba tener una experiencia de misión como familia, pero no nos imaginábamos lo que eso significaba en los planes de Dios.



Cada hijo ha vivido un proceso distinto de adaptación a la cultura y de toma de decisiones para buscar sus propios proyectos de vida: Alán con 20 años, Yael con 18, Tere con 16 y Juan Pablo con 14 años.  Cada uno se encuentra en etapas de la vida con diferentes opciones, interrogantes  y proyectos, sin embargo hay algo en común en los cuatro: una sensibilidad muy grande y una gran capacidad reflexiva.

Alán, el mayor de nuestros hijos estaba ya desde México estudiando la carrera de música. Decidió venirse con nosotros y continuar aquí sus estudios. El primer año estudió en una universidad muy pequeña de esta isla la carrera de música con especialidad en piano, sin embargo, nuestro Dios que vela siempre por ellos, a través de los hermanos de la  Salle, le concedió la oportunidad de estudiar con beca del 100% la carrera de Producción Musical en una de las mejores universidades del país, que se encuentra en Manila, la capital.

Por lo tanto, desde mayo de este año 2014, Alán se mudó a Manila. Ha sido un tiempo difícil porque no se encuentra en un ambiente familiar, sino en el estresante ambiente de una de las ciudades más habitadas del mundo. Está aprendiendo tagalog y estudiando en inglés. Por supuesto que ha madurado muchísimo: administrar su tiempo y su dinero; mayor organización y responsabilidad en la toma de decisiones; apertura a una gran ciudad en la que viven personas provenientes de diferentes países, especialmente asiáticos.

Haciendo un balance, podríamos decir que le ha sido difícil, pero el Señor le ha regalado una fortaleza impresionante, un corazón sensible a las necesidades de nuestros hermanos que sufren en esas grandes ciudades y sobre todo, buscar su misión en este mundo, ir hacia dentro de el mismo para seguirse conociendo más en todas las áreas de su vida. Somos testigos de que el Señor lo está formando, dándole un corazón fuerte, universal reflexivo, crítico y creativo. Sólo Dios sabe que sueña de su vida, a nosotros como papás, solo nos toca apoyarlo.



El segundo de nuestros hijos, Yael, terminó en abril de este año su educación media básica. Después de ese tiempo, se ha dado en el un proceso de búsqueda interior, de auto-conocimiento, de discernir  lo que quiere hacer con su vida.  Ha descubierto la gran capacidad artística que lleva dentro y ha desarrollado un especial talento para la pintura. Estamos sorprendidos de la capacidad de mirar el interior de cada persona, de retratar no solo una imagen sino los sentimientos más profundos que la persona expresa con su mirada.

Ha participado en una exposición de pintura de esta ciudad, junto con reconocidos artistas Filipinos, en un importante Museo de la ciudad. Además, le han contratado para ilustrar con sus dibujos, un libro que narra los testimonios de varios niños filipinos que sobrevivieron al tifón Sendong en el año 2012. Ha sido una experiencia de meterse en el sufrimiento, en el dolor de un pueblo que ha sufrido. El deseo que tiene nuestro hijo es poder expresar la belleza de la vida y  despertar la conciencia del ser humano que muchas veces está "dormida".

Ahora, ha tomado la decisión de continuar con sus estudios de Universidad en la carrera de Artes Plásticas, por lo que regresará a México para seguir con este proyecto.  Nosotros estamos muy agradecidos con Dios porque vemos la capacidad y sensibilidad artística que tiene nuestro hijo y lo que más deseamos es apoyarle en su proyecto de vida.



Tere, nuestra hija de 16 años ha despertado un impresionante gusto por la lectura. Nos sorprende su capacidad para captar los sentimientos y emociones que transmite el autor hasta hacerse una con el libro que está leyendo.   Disfruta de leer y escribir en inglés para logar expresar su mundo interior. Nos ha sorprendido con sus reflexiones, escritos y poesías.  Su capacidad para valorar siempre lo que está a su alrededor, su sensibilidad para expresar su afecto, su sencillez para disfrutar cada día.  Todavía se encuentra en el último año de High School y ya veremos después, el Señor que caminos le va abriendo para el siguiente paso de su vida.



Por último, Juan Pablo, nuestro pequeño.  Tiene una gran capacidad de adaptación a la cultura. Impresionantemente dialoga con pequeños, mayores y ha resultado ser un gran lider en el ambiente escolar.  Lo han elegido como Vice Presidente de la escuela, lo que para el representa la oportunidad de hacer algo por los demás, de proponer cosas creativas y que ayuden a sus compañeros. Hace poco organizaron una sesión de películas de mensaje para favorecer la reflexión y sacar algunos fondos económicos para las actividades del Comité de la escuela. Nos ha sorprendido su capacidad para socializar, su empatía y su liderazgo  puesto al servicio de los demás.



A nosotros como padres, sólo nos toca agradecer al Dios su fidelidad y su confianza.  Sabemos que los hijos son un don, pero que a final de cuentas, sólo van de paso y tienen su propio proyecto, no nos pertenecen, ni son una extensión nuestra. Ellos deben descubrir sus propias opciones en la vida, su pasión, sus más profundos ideales y tratar de poner todo el empeño en aprender a vivir.






jueves, 17 de julio de 2014

Un año en Filipinas 2a parte. La Vida familiar

 
Es un reto intentar expresar en un texto las emociones, vividas durante el año de estancia en Filipinas; lo primero que brota del corazón es un sentimiento de gratitud por un año lleno de experiencias  vividas en familia, a final de cuentas este fue uno de las principales motivaciones en nuestra decisión de salir del país como misioneros en otro continente.  Nosotros nos conocimos de misiones con los indígenas mixes y siempre en nuestro corazón estaba la inquietud de seguir una vida misionera, cuando nos comprometimos en la Comunidad Verbum Dei en gran parte fue por el deseo de responder a esta llamada tan fuerte en el corazón.



No es sencillo  comprender nuestra opción, de verdad es un fuego que quema como lo dice el profeta Jeremías (Jer. 20,9) y aunque uno lo quiere apagar o renuncia a él este fuego sigue quemando. En momentos parece que está apagado, después de 20 años de vida misionera en nuestro país, casi 10 años con un trabajo estable e hijos en la adolescencia, parece que es el momento menos apropiado, pero el fuego se enciende con una fuerza mayor que antes y somos conscientes, de que nuestra etapa familiar con hijos en casa será muy breve por lo que experimentamos la urgencia conscientes de todos los retos que esto implica de salir de misión como familia.
 
 
 


Después de una año el balance es positivo, no ha sido sencillo como lo pueden imaginar, pero ha sido muy enriquecedor, ha sido un año de ensanchar el corazón comenzando con la familia; hemos tenido la oportunidad de reencontrarnos cada uno de nosotros, de recuperar la alegría de vivir juntos, de valorar como nunca el hogar donde podemos nutrir nuestras fuerzas y encontrar el aliento que necesitamos para seguir, de conocernos y comprendernos.
 
 
 
 
Hay muchos datos anecdóticos sobre esto, los primeros días con las actividades de bienvenidas, reuniones, escuelas etc.  Comenzar a oír inglés todo el día o el Bisaya, recuerdo que los hijos llegaban a casa después de la escuela y decían: ¡por fin español! .
 
Cuando salíamos juntos a algún centro comercial (que por cierto es de las pocas opciones que se tienen aquí para salir como familia dentro de la ciudad no hay muchos espacios de recreación) es muy evidente que somos extranjeros, por lo que por donde caminamos siempre las miradas son de sorpresa y admiración cuando nos ven a todos juntos, algunas disimuladas pero la gran mayoría muy obvias.  Al principio es un poco incómodo, pero nos hemos acostumbrado.
 
 
 
 
Durante el verano hacen cortes de la electricidad durante varias horas así que sin luz y con un calor tremendo por más de 7 horas, en una de esas ocasiones terminamos todos en el suelo a obscuras platicando muy agradablemente.
 
Por las edades de nuestros hijos en México, había días que no tomábamos ninguna comida todos juntos porque cada quien tenía diferentes actividades o salidas con los amigos, este primer año en Filipinas ha sido un año de casi todos los días tomar al menos dos comidas juntos, lo que se ha convertido en un tiempo de familia fabuloso, hemos tocado temas muy interesantes, hemos reído, hemos llorado, ha sido algo que no cambiaría por nada.
 
 
 
 
A inicios de este año salimos de Filipinas: Adriana a Mexico y Poncho a España en diferentes fechas y es sorprendente al regresar a Filipinas tener esa sensación de que estás regresando a “casa” . Porque casa no es un lugar, son las personas es tu comunidad nuclear, el lugar donde puedes abrir tu maleta y descansar plenamente física y emocionalmente.
 
 
 
 

Este año también se ha hecho muy evidente en nosotros la conciencia de que la familia es una realidad muy fuerte pero las etapas y la dinámica familiar es temporal. Es cierto que en los primeros años de la vida, marcan mucho para toda la vida las relaciones familiares, pero también es cierto que llega un momento en que los papás pasamos a un lugar diferente y los hijos son los protagonistas de su propia vida, con sentimientos, caracteres, formas de ver el mundo y la vida propias y por lo tanto diferentes a las nuestras. Este año he aprendido a orar por mis hijos. Creo que nunca había orado tanto por ellos cada día al menos un misterio del rosario y muchos otros momentos ofreciendo y pidiendo por ellos porque soy consciente que muchas cosas no dependen ya de mí. Y estoy convencido de que Dios es un padre bueno que sabe lo que cada uno necesita.


martes, 15 de julio de 2014

Un año en Filipinas. Primera parte.

Filipinas,  Junio 24 del 2014.
Hola familia!!!  Hoy cumplimos un año que salimos de México ¿Cómo olvidar tantos sentimientos en el corazón? ¿Cómo olvidar el deseo profundo de hacer la voluntad de Dios que nos movió a tomar tan arriesgada decisión? Y ahora... ¡¡Estamos aquí!!!!  Salimos un 24 de junio porque entendimos que como Juan el Bautista, Dios nos llamaba a "preparar el camino al Señor" en el continente asiático. Vimos la necesidad de formar a personas que se han  experimentado llamadas  a evangelizar: "Como voz que grita en el desierto" en un continente que tiene un porcentaje de católicos de apenas un 2%.  
 
 
 
Se vienen a la mente los abrazos de despedida, las lágrimas ante el adiós a nuestras familias y amigos ... Y hoy estamos aqui, sedientos de hacer la voluntad de Dios. Es la sed de la que habla Jesús en las bienaventuranzas, sed que no viene de nosotros, sed que viene de Dios: "Dichosos los que tienen hambre y sed de hacer la voluntad de Dios porque serán saciados" (Mt. 5) Sólo esa sed la pone Dios mismo en el corazón, como fuego ardiente, como llama que consume el corazón desde dentro hasta convertirlo en una única llama ardiente fraguada con la Palabra de Dios que se graba cada día en lo profundo del corazón.
 
 
Esa sed nos trajo a Filipinas, sed de estar donde Él quiere estar, sed de amar a los que El ama, sed de entregar la vida por los que Él la entrega. El capítulo de Juan 12 fue guiado cada uno de nuestros  pasos y decisiones: "Si el grano de trigo se entierra y muere dará mucho fruto...donde Yo estoy quiero que esté mi servidor...cuando esté en la cruz atraeré a todos hacía Mi". Estas palabras  se fueron metiendo en nuestro corazón y no pudimos decirle que no. No pudimos resistir a su fuerte llamada para estar entre los que Él tanto ama: Los pobres, los humildes y sencillos.
Ha sido  un año muy difícil, morir a nuestra cultura, forma de ver  la vida, a nuestro idioma, a nuestras seguridades económicas y confiar en la Providencia de nuestro Padre que promete que a todos los que se dedican a buscar el Reino, Él les dará las añadiduras.
 
 
 
Podría asegurar que nuestro Padre nos ha brindado todo lo que nuestra familia necesitaba: a nivel espiritual, económico, intelectual y material. Él sabe mejor que nosotros lo que necesitamos. En apariencia, dejamos cosas, padres, hermanos, seguridades... Pero hemos ganado en apertura, desprendimiento, en libertad interior, en dialogo familiar, en humildad..
 
 
 
Incluso, cada uno de nuestros hijos ha vivido este difícil proceso de adaptación, sacando a flote lo mejor de ellos mismos: madurando, optando, acogiendo, valorando y agradeciendo. Muchas situaciones, con lágrimas en los ojos, hemos escuchado repetidamente el pasaje de Isaías: "Grande será su felicidad y prosperidad, tus hijos tienen un porvenir lleno de esperanza" y lo hemos creído, a pesar de que a ojos humanos todo indicaba lo contrario.
 
 
 
Como el Padre no le evitó a su Hijo la cruz, entendimos enseñar a nuestros hijos  a ensanchar su corazón, abrir su horizonte universal y luchar juntos, para que la Palabra se haga carne y habite entre nosotros. (Jn. 1,14).
 
 


viernes, 13 de junio de 2014

Serán mis testigos por toda la tierra. Hechos 1.8



El Espíritu Santo realmente nos impulsa  para ir más allá de nuestros límites. Ésta ha sido la experiencia de este tiempo pascual, desde semana santa hasta la vigilia de Pentecostés.

Parece que a través de muchos signos él nos dice ha llegado la hora, no te quedes callado o justificándote en que eres extranjero y no puedes hablar bien. Este tiempo ha sido para nosotros un Efeta, palabra que significa ábrete y que se usa en el rito del bautismo.

El espíritu está abriendo nuestra boca y nuestros oídos y estamos comenzando a hablar en públicos mas grandes, porque ya tenemos este tiempo compartiendo con los matrimonios en formación, pero ellos ya nos entienden hasta cuando hablamos en “espanglish” jajajaja, ya que muchas veces no pronunciamos correctamente o queremos traducir palabras del español al inglés pero siguen siendo en español.



Lo curioso es que ya hasta entienden nuestros gestos, pero cuando hablamos con otras personas nos damos cuenta que aún hay mucho que mejorar.

Pues bueno con estas limitaciones estamos comenzando a hablar y a ser testigos de que una sola palabra basta para sanar el alma. Vaya que si lo es puede ser que no nos entiendan mucho pero nos ven entusiasmados y quizá capten una idea.



La pascua ha sido la primera de estas experiencias y después de esta estamos muchos más involucrados en el apostolado y la misión de esta ciudad.

 Hemos tenido también la oportunidad de dar una semana de ejercicios espirituales y definitivamente que la fuerza de la predicación no viene de nuestros esfuerzos que son muchos pero limitados, sino de su gracia y de su amor.



Que importante es comprender que comunidad y comunicación son casi uno solo, todo esfuerzo por comunicarnos, acercarnos a conocer la vida de las personas, abrir el corazón crea fraternidad.

A nivel familiar hemos palpado la fuerza de esta comunicación, seguimos con nuestra rutina de dar un tiempo para cada hijo y dedicarle toda nuestra atención y cariño para escucharles, compartir con ellos, llorar con ellos, alegrarnos con ellos y esto lo comenzamos a aplicar con cada uno de los miembros comprometidos de la comunidad.










Acercarnos a la vida de cada uno es tocar tierra sagrada, admirarnos y agradecer a Dios que trabaja en la vida y en la historia de las personas, cuanto hemos aprendido y que necesario lo vemos para ayudarles a vivir su llamada y compromiso en la comunidad.

Ahora estamos planeando con ellos para comenzar el trabajo de cada realidad,  que gratificante es ver el entusiasmo con que cada miembro está soñando, cuanto fuego en las iniciativas, en el deseo de dar a conocer lo que ellos han recibido.  Este mes ha sido nuestro primer mes con formaciones el mismo día para adultos, niños, adolescentes y también un espacio que se está abriendo para los jóvenes.


Dios nos está abriendo una puerta y nos dice no tengas miedo que yo pondré las palabras en tu boca.

sábado, 3 de mayo de 2014

“La paz sea con ustedes”

 
10 meses fuera de México, ¡ha sido un tiempo tan intenso y con tantos retos!
 
 
Nos sentimos todavía en la parte de la adaptación ya que aún no recorremos todo el año con lo que cada mes significa. Aquí estamos ahora en el verano que es el tiempo de más calor, sobre todo porque no hay lluvias, así que estamos sudando la gota gorda  (jejeje).
Hemos luchado por dejar la nostalgia por tantas cosas en México para centrarnos a poder valorar las cosas aquí. Si que estar toda la familia ha sido un reto, cada uno de los hijos lo ha vivido de manera diferente, alguno más fácil otro con mayor tristeza, pero que maravilla que el núcleo familiar se ha fortalecido mucho y hemos tenido oportunidad de ayudarnos, consolarnos y animarnos unos a otros.
A nivel de misión ha sido muy intenso ya que la formación de los matrimonios que se preparan para ser matrimonio misionero, ha implicado nuestra inversión de mente, corazón y fuerzas. Imagínense tener que dar temas, dirección espiritual, pautas de oración, acompañamiento en Inglés. ¡Uffff!!  La primera revisión de vida fue tan difícil tratar de comprender y compartir.
 

Hemos avanzado mucho y experimentamos una empatia y confianza de los matrimonios que solo puede ser fruto del Espíritu, de verdad que hemos comprobado que el lenguaje del amor se comprende en cualquier cultura y para ellos ha sido un gesto de amor muy grande que hallamos dejado todo en México por venir y estar a su servicio. A partir de cuaresma comenzamos a involucrarnos más en el apostolado con otras personas preparando los retiros para semana santa. 

El último mes ha sido una experiencia de entrega "por ellos", todos los días ocupados revisando charlas, testimonios, dinámicas. Preparando el esquema de retiro de Pascua para niños, adolescentes y adultos.
Hemos empezado a acompañar a la gente de la Familia Verbum Dei que necesita dirección espiritual porque están viviendo momentos muy difíciles a nivel personal. Algunos no se sentían dignos de dar las charlas o los temas. Son personas con mucha delicadeza espiritual.
Nuestra misión aquí es como animadores: es decir, motivamos y preparamos todo con los miembros de la Familia Verbum Dei, para que ellos lo den a las personas nuevas,  ellos nos lo dan a nosotros en Inglés para poderlo revisar y  después ellos lo puedan dar a las demás personas en bisaya que es su lengua materna y con la que todos se sienten mas cómodos.
 

La Pascua ha dado mucho fruto. Este fin de semana para la primera perseverancia, tuvimos la casa de apostolado casi llena, (no es muy grande pero estaba el ambiente festivo de las nacientes comunidades) un ambiente de familia muy bonito en donde por primera vez en esta comunidad se tuvo actividades de perseverancia con niños, adolescentes, jóvenes y adultos al mismo tiempo de manera simultanea. Que sorprendente es ver la fuerza de la palabra de Dios que después de un retiro de un fin de semana es capaz de transformar corazones, devolver sonrisas, hacer renacer la esperanza, motivar el perdón. 
 
Testimonios tan fuertes de jóvenes que llegan a abrazar y pedir perdón a sus padres, otro dejando una secta satánica, una más que renuncia a tener relaciones prematrimoniales aunque eso le cuesta una relación de noviazgo larga, parejas que se perdonan y están dispuestos a continuar. Estos frutos que da la fuerza de la palabra ahora hay que cuidarlos para que lleguen a ser frutos maduros.
 
La semana próxima comenzaremos una semana de ejercicios espirituales,  nos tocará acompañar un grupo y predicar pautas diarias junto con la revisión de oración. Como ven el tiempo de trabajo intenso ya está aquí y creo que estamos listos aunque todavía con miedo y con muchas limitaciones pero ponemos lo que tenemos y que Dios lo multiplique.
 
A nivel familiar entramos en una etapa de nuestra vida totalmente nueva y también todo un reto. Nuestros dos hijos mayores y son adultos y están buscando la mejor opción para desarrollarse en el ámbito que ellos han elegido como vocación y  profesión.  Dios ha sido muy bueno y nos ha concedido una beca completa para Alán en una de las universidades más importantes de Manila, ha sido todo un milagro porque es la primera vez que dan una beca a un estudiante extranjero ya que las becas solo se dan a Filipinos; pero Dios cuida de nuestros hijos y cumple las promesa, de que buscando nosotros el Reino todo se dará por añadidura. Esto cambiará nuestra dinámica familiar porque implica que el vivirá solo en Manila ya que nosotros continuamos con el curso de formación aquí en Mindanao al menos por 2 años más. Yael, está en discernimiento y buscando ahora la mejor opción. Por favor pedimos sus oraciones por él.
Estamos muy agradecidos con ustedes que han sido la expresión de la providencia de Dios y una clara invitación de su parte a dedicarnos a tiempo completo a la misión.  Muchas gracias de verdad que ha sido muy importante su apoyo, el cual seguimos pidiendo especialmente en estos momentos. Estamos seguros que Dios les manifestará su agradecimiento también.
Por nuestra parte oramos por ustedes frecuentemente y también los matrimonios en formación que saben que no sería posible nuestra estancia sin el apoyo de parte de ustedes. principalmente con sus oraciones, afecto y animo que nos dan.
 
Gracias de todo corazón y reciban un abrazo de cada uno de los miembros de nuestra familia.
 
Adriana y Poncho

jueves, 27 de marzo de 2014

Primera Pascua en Filipinas

¡¡Querida familia, nos preparamos para vivir nuestra primera Pascua en Filipinas!!

Estamos a unas pocas semanas de celebrar la Pascua y muchas emociones vienen al corazón...

Cada semana santa, desde que nosotros nos conocimos en el año 1987, han sido vividas en misiones, retiros de oración, Pascuas Juveniles, ejercicios, Pascua abierta para familias, etc. Desde que nuestros hijos eran pequeños, a su manera,  ellos también participaban de estos momentos tan importantes de nuestra fe.




Dios nos concedió la gracia de que el segundo de nuestros hijos naciera un viernes santo hace 18 años. Junto con su nacimiento, entendimos que en la cruz y en la entrega generosa de nuestra vida familiar y misionera, estaba la verdadera Vida y la fuerza que sólo puede venir de Dios.Es por esto que para nosotros, la Pascua no es un evento litúrgico más.

Cada año, es una oportunidad para conocer más los sueños y anhelos de un Dios "loco" que entrega su vida gratuitamente. Es el momento que da sentido a todo lo que hacemos y vivimos, es la invitación de escuchar al Maestro, amarle, entenderle y desear entregar la vida con El.

Una de las frases que taladra con más fuerza en nuestro corazón, en estos momentos son:  "Por Cristo, con El y en El" oración que repetimos durante la Eucaristía, pero que en este contexto de preparación a nuestra primera Semana Santa en Filipinas, suenan con una novedad extraordinaria.

A la par de la preparación de la pascua, el calor en este lugar ha aumentado considerablemente. Hemos empezado el verano.
Los hijos ya están de vacaciones, precisamente porque hace tanto calor que la gente prefiere quedarse en casa o ir a los centros comerciales a disfrutar un poco del aire acondicionado.




 Este clima tan caluroso, hace que la mente rinda menos y el cansancio se experimente con más facilidad. En fin, es un motivo más para ofrecer el cansancio y duplicar el entusiasmo de trabajar en equipo con los miembros de la Familia Misionera Verbum Dei de esta ciudad. Haremos un retiro familiar desde jueves santo hasta el domingo de resurrección. Nuestra finalidad es invitar a niños, adolescentes, jóvenes, matrimonios, profesionistas, personas solas a vivir este momento de encuentro con Dios.

Tendremos momentos de reflexión especiales para los niños, en otro lugar por separado para los adolescentes y jóvenes y un tercer grupo que serán todos los adultos. Es decir, tres retiros de pascua al mismo tiempo, con dinámicas propias adaptadas a cada estado de vida. La liturgia la compartiremos todos, tratando de que sea un momento de encuentro como familia delante de la muerte y resurrección de nuestro Dios.

Esta propuesta supone mucho trabajo de preparación, muchas horas delante de la Palabra y muchas horas con cada uno de los equipos de evangelizadores.  Tener equipos adecuados al frente de cada retiro y capacitarles para que cada uno lo pueda llevar. Las predicaciones serán en bisaya, debido a que es el dialecto original de este lugar y a la gente le es más familiar recibir su fe en su lengua materna.  Para nosotros, entendemos que nuestra misión es prepararles a los evangelizadores de este lugar para que ellos estén al frente del retiro.



Es un reto que nunca habíamos vivido, porque es otra cultura, otra lengua, otra forma de celebrar la fe.  Sin embargo, estamos delante del mismo Jesucristo que ha entregado la vida por toooodos: americanos, asiáticos, europeos y africanos. 

Para nosotros, esta Pascua será una invitación para "ser granos de trigo" enterrándonos y muriendo a lo que muchas veces nos gustaría o a la manera que en nuestra cultura lo haríamos.  Una invitación a ser servidores que están donde está Su Maestro, en la cruz:  "Donde Yo estoy, quiero que esté mi servidor" (Jn. 12,26) 

Nuestro deseo es que puedan descubrir cuánto les ama Jesús y cuánto desea compartir esta Pascua con ellos.  No podemos decir muchas palabras, porque ni siquiera hablamos bisaya.  Sólo unidos a la cruz de Cristo y muchas veces en el silencio, podemos expresar la verdadera fuerza y el verdadero amor.




Ojalá que cada uno, en donde quiera que se encuentre... pueda vivir esta Pascua con el deseo de conocer a este "loco". 

Ojalá nos contagie de su locura, para entregar la vida gratuitamente y sin medida.



jueves, 27 de febrero de 2014

"Abrázate de Mi, Yo te daré la fuerza para desprenderte y seguirme"



Querida familia: 

El mes pasado viví un momento muy doloroso después de la muerte de mi padre. Yo viajaba para México el día 27 de enero del 2014, porque me habían avisado que mi padre estaba enfermo y como familia deseábamos tener un momento de acercamiento a Dios y entre nosotros.

Sin embargo, Dios tiene sus caminos. Mi padre murió ese mismo día, 27 de enero, mientras yo viajaba a México para verlo. Cuando llegué al aeropuerto, vi el rostro de mi hermana Marcela e inmediatamente lo intuí: Mi padre ya estaba en el cielo. Yo no paraba de llorar, me sentía demasiado triste.



Aún en medio del dolor, fui consciente que el Señor me preparó para ese momento, a través de Su Palabra. Un domingo antes, cuando escuché el Evangelio experimenté una intuición en mi corazón: "Despídete de tu Padre y sígueme" porque en la Eucaristía se leyó la cita de Mateo:

"Pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo"

En esa Eucaristía, al momento de recibir la comunión, experimente su presencia: "Abrázate de Mi, Yo te daré la fuerza para desprenderte y seguirme". Sin embargo, no lo entendí en ese momento.

Cuando llegué al funeral, mi hermana Cristina me dijo que mi papá murió con la certeza de que me había visto, que se había despedido de mi. El le dijo que después de recibir la comunión me vio. Le explicó que llegué a despedirme y según mi papá, yo le había dicho que estaba muy feliz en Filipinas, dando "mis conferencias" como el decía.

Cuando mi hermana me comentó todo esto, yo recordé el momento en el que recibí la comunión en la misa del domingo anterior y en el que experimenté una unión tan fuerte con Jesús que me ayudó a entender, que Su amor y su fidelidad son en todo momento. Que somos parte del mismo cuerpo de Cristo y que estando unidos a El, podemos dar Vida abundante: "El que permanece unido a Mi, ese da mucho fruto" (Jn. 15).

Cuando comprendí esa unión tan fuerte entre Jesús y los que le seguimos, vino una paz y un gozo enorme a mi corazón. Me di cuenta que "mis caminos no son sus caminos" (Is. 55) y que El sabía la mejor manera en la que yo podía ayudar a mi padre y al resto de mi familia: Permaneciendo unida a El.

Antes de regresar a Filipinas, el Señor me concedió un hermoso regalo: Poder vivir un retiro de fin de semana con mi mamá, mis hermanos, mis cuñados y mis sobrinos. Sólo la muerte de mi padre hizo posible todo esto. Mi familia en torno a la Palabra de Dios y recibiendo el sacramento de la confesión y de la comunión. 

He regresado a Filipinas, he tenido la vivencia de la segunda parte de la cita de Mateo, cuando, después de dejar a su Padre, recorría Galilea enseñando en todos los pueblos...  En estos días no he parado de predicar, de escuchar, de enseñar, de compartir la fe a mis hermanos filipinos en Manila, en Mindanao e incluso acabo de regresar de Cebú. 

Ahora más que nunca, experimento una unión tan fuerte con Jesús, desde mi consagración como matrimonio misionero. El me ha renovado la llamada y el motivo de por qué y para qué le seguimos como familia. Su amor y su fidelidad, duran por siempre.

Adriana Ochoa


jueves, 6 de febrero de 2014

Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre (Lc. 2, 4-20). Crónica de nuestra celebración navideña.



Aunque con poco más de un mes de retraso, queremos compartir con ustedes uno de los momentos más significativos que hemos tenido como familia fuera de nuestro país: “la celebración navideña”.



En los 20 años que llevamos de casados había sido una tradición estar con nuestros padres, teníamos un acuerdo: un año pasábamos navidad en Irapuato y al siguiente en Guadalajara. Por lo la imagen que había en nuestras mentes cuando hablábamos de navidad era familia, abuelos, hermanos, primos.
Conforme se iba acercando la fecha aumentaba la nostalgia de la familia y se recordaba las típicas cenas, los cantos los intercambios, etc. Y había un sentir unánime en nuestros hijos. Este año no habrá navidad porque no estaremos con nuestra familia. Definitivamente había melancolía al pensar en la fecha.


Después de muchos diálogos y valorando varias opciones tomamos una decisión un tanto extraña, no pasaríamos navidad en fiesta, es decir cena, música, etc. Sino queríamos pasar navidad en “silencio” quizá como en la cueva de Belén con la oportunidad de contemplar solamente y dar posada a Jesús.
Hacía muy poco habíamos oído de un Monasterio benedictino que está a pocas horas de Cagayán, hablamos para ver si era posible estar ahí la noche buena y nos respondieron que si. 





Lo hablamos con nuestros hijos y bueno pues fuimos.  Lo platicamos con los matrimonios del curso y sorprendentemente uno de ellos nos pidieron por favor les dejáramos ir con nosotros. Aceptamos y al final se unieron 6 personas más.
Salimos el 24 temprano a Malay Balay en las montañas de Mindanao, un lugar muy bonito y bueno llegamos a la casa de huéspedes que tienen los monjes, por todos lados letreros invitando al silencio y el mismo ambiente se prestaba.


Una vez ahí organizamos dinámicas como familia, cada familia por separado porque la idea era hablar en el propio lenguaje. Tuvimos momentos muy bellos para compartir como familia nuestros sentimientos más profundos, ¿cómo estábamos hasta ahora?, después hicimos una pequeña reflexión y dinámica y elaboramos una tarjeta navideña para dárnosla a media noche.  Muy temprano como se acostumbra aquí, tuvimos la cena una cena sencilla, nos preparamos para participar en la misa que tenían en el convento la cual erá abierta a la gente de las ciudades cercanas, después de la misa por cierto muy nutritiva y ya casi a la media noche nos reunimos como familia sin cena sin música casi entre susurros por el ambiente de silencio que se pide en el lugar, intercambiamos las tarjetas, nos dimos un abrazo tan afectivo como hacía mucho no lo hacíamos. Traíamos unas manzanas que fueron nuestra cena navideña. Y bueno pasando la media noche fuimos a la capilla del santísimo (sagrario) y ahí estuvimos orando y compartiendo con Jesús tantos sentimiento en nuestro corazón, al menos estuvimos dos horas contemplando, agradeciendo, pidiendo en silencio, nos sorprendió mucho que dos de nuestros hijos estuvieron ahí con un interés y animo mayor quizá que el nuestro como adultos.



Al siguiente día fue también muy rico tuvimos un momento de recordar los momentos agradables a lo largo de nuestra historia familiar ya que muchas veces los que se fijan en nuestra mente son los malos recuerdos, pero nos dimos cuenta que tenemos muchos buenos recuerdos, agradecimos tanto lo que tenemos y somos.




Este día 25 Dios se hizo presente también a través también de un anciano sacerdote benedictino que estuvo un rato con nosotros y en el que pudimos ver paz en su mirada y una sonrisa esplendida, la gracia de la fidelidad a su vocación y la alegría contagiosa. 
Al final de la jornada cuando compartíamos entre nosotros y con la otra familia que estuvo ahí haciendo sus dinámicas paralelamente, la expresión de ellos era muy clara, ha sido una de las mejores navidades de mi vida. Tuvimos la oportunidad de escucharnos, de dialogar, de perdonarnos y de contemplar y reflexionar el misterio de Dios hecho carne, que como nos decía el sacerdote en la Homilía es una invitación a Morir para nacer de nuevo, nacer al espíritu. Navidad es nacimiento, nacer ya no de la carne sino del Espíritu para ser hombres y mujeres nuevos en Cristo.  


Dios está tocando nuestra puerta y esta navidad ha sido una llamada insistente a abrir para mirar hacia adentro ayudo mucho no tener distractores externos, y nos dimos cuenta que una verdadera navidad es el lugar de la escucha de la comprensión, de la paz fruto del  perdón y que si no hay esto aunque tengamos una gran fiesta y estemos rodeados de personas no es realmente navidad.