viernes, 13 de junio de 2014

Serán mis testigos por toda la tierra. Hechos 1.8



El Espíritu Santo realmente nos impulsa  para ir más allá de nuestros límites. Ésta ha sido la experiencia de este tiempo pascual, desde semana santa hasta la vigilia de Pentecostés.

Parece que a través de muchos signos él nos dice ha llegado la hora, no te quedes callado o justificándote en que eres extranjero y no puedes hablar bien. Este tiempo ha sido para nosotros un Efeta, palabra que significa ábrete y que se usa en el rito del bautismo.

El espíritu está abriendo nuestra boca y nuestros oídos y estamos comenzando a hablar en públicos mas grandes, porque ya tenemos este tiempo compartiendo con los matrimonios en formación, pero ellos ya nos entienden hasta cuando hablamos en “espanglish” jajajaja, ya que muchas veces no pronunciamos correctamente o queremos traducir palabras del español al inglés pero siguen siendo en español.



Lo curioso es que ya hasta entienden nuestros gestos, pero cuando hablamos con otras personas nos damos cuenta que aún hay mucho que mejorar.

Pues bueno con estas limitaciones estamos comenzando a hablar y a ser testigos de que una sola palabra basta para sanar el alma. Vaya que si lo es puede ser que no nos entiendan mucho pero nos ven entusiasmados y quizá capten una idea.



La pascua ha sido la primera de estas experiencias y después de esta estamos muchos más involucrados en el apostolado y la misión de esta ciudad.

 Hemos tenido también la oportunidad de dar una semana de ejercicios espirituales y definitivamente que la fuerza de la predicación no viene de nuestros esfuerzos que son muchos pero limitados, sino de su gracia y de su amor.



Que importante es comprender que comunidad y comunicación son casi uno solo, todo esfuerzo por comunicarnos, acercarnos a conocer la vida de las personas, abrir el corazón crea fraternidad.

A nivel familiar hemos palpado la fuerza de esta comunicación, seguimos con nuestra rutina de dar un tiempo para cada hijo y dedicarle toda nuestra atención y cariño para escucharles, compartir con ellos, llorar con ellos, alegrarnos con ellos y esto lo comenzamos a aplicar con cada uno de los miembros comprometidos de la comunidad.










Acercarnos a la vida de cada uno es tocar tierra sagrada, admirarnos y agradecer a Dios que trabaja en la vida y en la historia de las personas, cuanto hemos aprendido y que necesario lo vemos para ayudarles a vivir su llamada y compromiso en la comunidad.

Ahora estamos planeando con ellos para comenzar el trabajo de cada realidad,  que gratificante es ver el entusiasmo con que cada miembro está soñando, cuanto fuego en las iniciativas, en el deseo de dar a conocer lo que ellos han recibido.  Este mes ha sido nuestro primer mes con formaciones el mismo día para adultos, niños, adolescentes y también un espacio que se está abriendo para los jóvenes.


Dios nos está abriendo una puerta y nos dice no tengas miedo que yo pondré las palabras en tu boca.