martes, 21 de abril de 2015

¡¡¡FELICES PASCUAS DESDE FILIPINAS!!!!!

¡¡¡Querida familia!!!



Quisiéramos compartirles la alegría que nos ha dejado vivir nuestra segunda Pascua en Filipinas. 





Hemos vivido desde jueves santo a domingo de resurrección, algo que se conoce como "Pascua abierta"  a la que asistieron más de 200 personas, provenientes de diferentes islas e incluso, una familia completa que se vino desde Australia para vivir la Pascua con nosotros.



Estamos muy agradecidos con Dios, porque nos permite palpar la sed de nuestros hermanos de acercarse a la Palabra de Dios y la sed de Dios de mostrarnos Su gran amor y misericordia.
Disfrutamos de ver a los niños compartiendo sus testimonios acerca de conocer a Jesus, de ver la energía de los adolescentes y los jóvenes, bailando las canciones, presentando teatros, compartiendo en los momentos de comida con todos.







Agradecimos la presencia de los adultos, que con su deseo de poner a Dios como centro de sus familias, fueron capaces de hacer grandes esfuerzos económicos para poder participar los 4 días, junto con sus hijos e incluso nietos, para transmitirles la fe en un Dios que está VIVO y que ha entregado su vida por nosotros.



Nosotros como familia vivimos la Pascua en diferentes lugares, pero unidos por los lazos de la fe.  El mayor de nuestros hijos estuvo en Manila, en un retiro de silencio. El segundo, que está en México, vivió la Pascua en Puebla, junto con los jóvenes de la comunidad Verbum Dei. Los dos más pequeños estuvieron con nosotros, haciendo grandes esfuerzos por entender el bisaya (dialecto del lugar) y tratando de abrirse a la vivencia de la fe en esta cultura asiática.   

En cada uno de nuestros cuatro hijos, en sus búsquedas de fe y en sus opciones cotidianas, podemos descubrir el cumplimiento de las promesas que Dios nos hizo desde que empezamos a seguirle: "Grande será la prosperidad y felicidad de tus hijos, tendrán un porvenir lleno de esperanza".
Nosotros, nos experimentamos a cada paso como grano de trigo que se entierra y muere.  Sigue siendo muy difícil para nosotros la cultura, el dialecto, el clima, la alimentación....  pero en medio de todos los sacrificios y esfuerzos como familia para poder estar aquí en Filipinas... vemos como Dios pasa, como Dios les dice a nuestros hermanos cuanto les ama.



Fruto de la Pascua, hay algunos matrimonios que han expresado su deseo de empezar un camino como matrimonio misionero, por lo que el siguiente mes de mayo, tendremos un encuentro vocacional, con los matrimonios que han expresado este deseo.

Como verán, nos seguimos sintiendo muy necesitados de sus oraciones y de su ayuda, como fruto del gran corazón misionero que nuestro Dios les ha dado.

Con todo cariño y agradecimiento,

sus hermanos en Cristo,

Adriana  y  Poncho

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