viernes, 3 de julio de 2015

Los milagros suceden en el silencio.

FILIPINAS, JUNIO 2015

Querida familia:

Como están?  Nosotros muy agradecidos por su generosidad y por su ayuda para seguir sosteniendo esta misión.

Tenemos la certeza de que los más grandes milagros se realizan en el silencio... a veces parecen desapercibidos porque están escondidos en los corazones que sufren, pero que son capaces de abrirse al amor de Dios y a su gran misericordia.

Acabamos de ser testigos de los milagros que hace la Palabra de Dios cuando toca el corazón de "los humildes y sencillos" (Mt. 11,5), los "cansados y agobiados" (Mt. 11,28) que han optado por estar como María a los pies del Maestro (Lc. 10,38).

En el mes de mayo, predicamos una semana de ejercicios espirituales en silencio para un grupo de jóvenes, matrimonios y personas solas que se dispusieron para tener por primera vez en su vida momentos largos de meditación en silencio, a través de la Palabra de Dios.

Estuvimos en un hermoso monasterio benedictino, en un lugar de esta isla de Mindanao llamado Malay Balay, a unas tres horas de distancia de la ciudad de Cagayan de Oro, en la que nos encontramos trabajando.  De hecho, en algunos momentos nos unimos a la liturgia de los monjes benedictinos, quienes ofrecieron especialmente su oración de esa semana por nosotros.



Una de las jóvenes que asistió al retiro de una semana se llama Bia y tiene apenas 18 años, es la primera vez que hace un retiro de este tipo y de hecho, tiene muy poco que se acercó a la escuela de la Palabra que tenemos en una de las universidades de Cagayán de Oro. Pero es una filipina que ha sufrido mucho, y que está muy sedienta de conocer el amor de Dios.

Esta jovencita, al principio estaba muy inquieta porque no podía estar en silencio y buscaba su celular o se acercaba a otros jóvenes para empezar la conversación. Sin embargo, una vez que empezó a entrar en el dialogo con Dios a través de su Palabra, nos dejó sorprendidos los largos ratos que pasaba en oración en la capilla, en los tiempos de descanso e incluso, encontró otra capilla en lo más alto del monasterio que nos encontrábamos para ir a dialogar con Dios en un lugar todavía más silencioso.
Uno de esos días de retiro, mientras rezábamos el rosario, note que esta chica  estaba llorando. 

Experimenté un impulso de acercarme y poner mi brazo en su hombro, haciéndole saber en silencio de que ahí estábamos como familia en Cristo, apoyándonos unos a otros.  Después que termino el rosario, me comento que ese día sucedió  un cambio en su vida cuando hablaba con María durante el rosario. Me compartió que había sido capaz de perdonar a su mama, porque la abandono para irse a vivir con otro hombre a Singapur, dejándola a ella, una hermana más pequeña y a su papa  en Filipinas.

Ella lloraba mientras me expresaba como la Virgen, con su ternura le explicaba  la Palabra de Dios y como en medio del dolor que ella sentía como hija ante el abandono de su madre, María le decía, solo haz lo que Jesús te diga y tu madre se salvara.  Ese abrazo que nos dimos cuando me compartió su oración, nos ha convertido en madre e hija. Ahora, yo experimento que María la ha puesto a nuestro cuidado y ella, experimenta en mí, la confianza y cercanía que no ha logrado tener con su madre de esta tierra.

Bia es un milagro caminando, en el poco tiempo que lleva orando con la Palabra de Dios ha logrado perdonar a su mama, y está haciendo un camino de sanación y de ayuda a su hermanita y a su papa. 
Nos comentó que un poco antes de entrar a la comunidad, su "padrino de bautizo" le propuso que se fuera  al extranjero para salir de la pobreza, ofreciéndole "contratarla" como servidora sexual de extranjeros, situación que es muy común entre las jovencitas filipinas con familias disfuncionales.  Pero Dios que ama tanto su vida,  la esta cuidando a traves de la comunidad y está haciendo un camino de recuperación integral desde la Palabra de Dios. Ahora ella está orando diariamente, y ha empezado a ayudar a otros jóvenes que se van acercando a la escuela de la Palabra de universitarios.



Damos gracias a Dios porque nos deja palpar la importancia de seguir evangelizando en Filipinas. Este y muchos milagros más que les estaremos compartiendo, fruto de poner a nuestros hermanos en contacto con la Palabra de Dios.    "No podemos dejar lo que hemos visto y oído" (Hech. 4,20)  Dios es un Padre misericordioso que ama a sus hijos y los atrae hacia El con infinita paciencia y ternura.
A nombre de todas estas personas, les  agradecemos sigas apoyándonos en esta maravillosa tarea en la que Dios nos hace testigos de Su Amor y misericordia. Ustedes, con sus oraciones y con su apoyo económico están haciendo posible que la Palabra siga haciendo MILAGROS en el corazón abierto y sencillo de nuestros hermanos filipinos.

Reciban un fuerte abrazo para cada uno de los miembros de sus familias, les estamos muy agradecidos por su apoyo y sepan que cuentan con nuestras oraciones también.


Sus hermanos en Cristo,

Adriana y Poncho.

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